Han alzado el vuelo y el sonido de sus aspas ya se escucha en los estadios de fútbol.
La fiebre de los drones no ha hecho más que empezar. Estamos viendo cómo desde hace un par de años el mundo de la tecnología se ha volcado por alzar el vuelo. Lo que empezó siendo un recurso militar, busca dar el salto al servicio de mensajería, con Google y Amazon a la cabeza. Pero algo que puede parecer tan inalcanzable se ha vuelto un fenómeno de masas al llegar a las tiendas de todo el mundo. En sus comienzos daba la impresión de ser un mero pasamiento, pero se ha convertido en una competición por ver quién es el más rápido.
Las carreras de drones, abanderadas por Drone Racing League, se dejaron ver en el CES de Las Vegas. Poco tiempo más tarde, el Estadio Sun Life de Miami servía de circuito para los primeros participantes de un tipo de competición llamado a marcar una época. Este deporte, si es que ya podríamos considerarlo como tal, es la unión perfecta entre dos mundos, el físico con el virtual. Y es que parece casualidad que justo cuando los drones comienzan a llegar al público se empieza el desarrollo serio de la realidad virtual.
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Las carreras de drones podrían haber surgido antes. Ya había carreras de radio control, pero la realidad virtual es lo que hace que sea completamente diferente a todo lo visto hasta la fecha. Como si de un videojuego se tratase, los corredores sujetan con firmeza los controladores para completar el circuito en el menor tiempo posible. Las carreras son de infarto, ya que el único límite es el cielo. Toda clase de acrobacias sirven para ganar un par de segundos al rival. El hecho de no tener un suelo sobre el que rodar hace que las carreras de drones sean sorprendentes. Más aún cuando se sobrepasan los 100 km/h y parecen auténticos bólidos en el aire.
El objetivo de la realidad virtual es claro: hacer que el usuario abandone el mundo terrenal mediante los sentidos. Da la impresión de que el drone es la mezcla perfecta entre realidad y ficción, pero sin entran en el segundo mundo. La vista FPV (First Person View) bien podría compararse con un simulador de vuelo o uno de carreras, pero un juego así no llega a ofrecer el espectáculo que ofrece un drone. Es sentir que vuelas pero sin despegar de la silla, con los mejores gráficos que tus ojos han visto en una pantalla.
Aquí no hay un procesador que te calcula las físicas. En las carreras FPV cuentan todos los factores. El viento es el peor enemigo, ya que altera por completo el vuelo, pero las curvas se tienen que saber tomar. No es suficiente con saber seguir una línea de puntos, tienes que predecir el momento de la frenada para apurar al máximo. Igual que en cualquier otro deporte del motor. Aunque con una clara ventaja, y es que no es necesario jugarnos la vida cada vez que apuramos el giro en la curva.
Pero, ¿qué ha hecho que el drone haya cogido más fama que otros RC más consolidados? Volar es la clave. El hombre siempre ha querido levantar la vista al cielo para imaginar cómo se ven las cosas desde lo alto. Y es en este punto donde el sistema FPV muestra todo su potencial y hace ganar puntos a los cuadricópteros. Además, su agilidad y velocidad lo convierten en un producto más que llamativo para cualquier persona.
La retransmisión de las carreras jugará un papel clave a la hora de motivar al público a observar una competición. El poder ver los drones volar en directo es una maravilla, pero el seguirlo a través de un streaming, con la posibilidad de cambiar de cámara y ver lo mismo que ve un piloto. Esa es la gran diferencia, el vivir tú también la carrera desde la cabina. Se está intentado algo parecido con la Fórmula E, mezclando las carreras con la realidad virtual de cara al espectador. Aunque parece que los drones apuntan más alto.
Fuente: RedbullSports